
Podría decirse que al perder este valor simbólico se crea una especie de espejismo, donde la apariencia y la identidad van de la mano. Hoy en día te puedes comprar una identidad en Zara, en Stradivarius, o en el rastro si prefieres ser más sutil, solo es cuestión de gustos. Frecuentar ciertos círculos y llevar un X tipo de vida tiene una apariencia especifica, con algunas variaciones que contribuyan a falsear esa identidad que creemos que es propia, pero que nos viene dada culturalmente.
La identidad de nuestro aspecto y de nuestros objetos, pretende capturar una esencia que se perdió hace ya tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario